sábado, 15 de septiembre de 2012

Frente al gobierno y a las movilizaciones por derecha: INDEPENDENCIA DE CLASE



FRENTE AL GOBIERNO Y A LAS MOVILIZACIONES POR DERECHA: INDEPENDENCIA DE CLASE
 
Los miles de manifestantes que el pasado jueves 13 de septiembre convergieron en las principales ciudades del país no expresan ninguno de los intereses de los trabajadores y sectores populares. Debemos ser claros y sin ningún lugar a la duda: por la composición de clase y por la naturaleza de las consignas, los cacerolazos del pasado jueves lejos están de aquellos que sacudieron las principales urbes allá por diciembre del 2001 y el verano de 2002. El sujeto social que ahora salió a las calles se compone por la misma pequeña burguesía y sectores acomodados que repudian los cortes de ruta de los trabajadores y reclaman mano dura contra la protesta, que defienden la dictadura y que la máxima libertad a la que aspiran es la de hacer negocios.
Tras la supuesta espontánea convocatoria se ocultan (y no tanto) la Iglesia Católica, el grupo Clarín y otras corporaciones mediáticas, y los partidos de oposición de derecha al kirchnerismo, el macrismo, el radicalismo, el peronismo federal, los sectores liderados por De Narváez que, habiendo convocado o no, festejaron con entusiasmo la movilización. También Scioli declaró "cuando la gente se expresa hay que escucharla con atención", recomendación que le valdría a él mismo que ignora los innumerable recamos de los trabajadores estatales de su provincia.
Pero no sólo estos sectores reaccionarios se han posicionado. El otrora kirchnerista y hoy ferviente opositor, el burócrata sindical Moyano, manifestó su apoyo desnudando sus intereses mezquinos que distan mucho de los intereses de la clase a la que dice representar. Lo mismo hizo la llamada “centro izquierda” del FAP y Proyecto Sur cuyos principales dirigentes vieron con optimismo la “movilización espontánea” de la clase media. Al igual que en 2008, cuando apoyaron a las patronales del campo, la centro-izquierda termina apoyando de hecho a una expresión política claramente de derecha.
Mención aparte merece un sector de las fuerzas de izquierda que, entusiasmado ante cualquier acción o movilización que se oponga al gobierno, no es capaz de leer con honestidad intelectual y política qué intereses y sectores de clase son los que impulsan dichos reclamos. Con una posición que cabalga entre la confusión y el oportunismo, de la misma manera que antaño apoyaron abiertamente a la Mesa del Enlace de los patrones del campo, hoy el MST e Izquierda Socialista aplauden a la clase media indignada por el cepo al dólar, la inseguridad, la corrupción, el uso cadena nacional y el “autoritarismo” del gobierno que consistiría solamente en su vulneración de formas republicanas y no en su carácter de clase.
  
La agenda política la marcan alternativas burguesas, sean estas por derecha o por “centro izquierda”. Nada dice ninguno de esos bloques acerca del 40% de precarización laboral que en 10 años de “modelo” kirchnerista no se ha eliminado. Nada dicen tampoco de la criminalización de la protesta social, de los crecientes ataques a los trabajadores que el único delito que cometen es organizarse en la legítima defensa de sus derechos. Menos aún denuncia -ninguno de estos grandes bloques- las enormes riquezas de capitales transnacionales y nacionales que a costa de la explotación y la salud de nuestro pueblo acumulan enormes ganancias con la explotación sojera, la megaminería y el trabajo esclavo mientras se condena a nuestra clase a vivir con $ 6 por día, o a percibir un salario mínimo de $2.670 hasta 2013, recientemente pactado con la burocracia sindical. Mientras los caceroleros fashion repudian la política de subsidios sociales del gobierno, éste hace bandera de “justicia social” distribuyendo los propios ingresos de los trabajadores sin tocar los beneficios de los empresarios.
 
La necesidad de una agenda propia
Frente a esta coyuntura compleja quienes nos definimos socialistas, o bien anticapitalistas, clasistas, antiburocrácticos, nos encontramos con un panorama complicado.
A pesar de que las posiciones clasistas no son las que dominan la escena política actual, consideramos que es fundamental intervenir de manera clara, coherente y con firmeza. Ninguna fundamentación táctica justifica un apoyo a sectores que abiertamente se posicionan contra las reivindicaciones de la clase trabajadora. Los que claman con sus cacerolas hoy en día son quienes viven de la explotación y la opresión hacia los y las trabajadoras, o quienes sin hacerlo adhieren a sus consignas. 
Ni con el Gobierno ni con los caceloreros; la única alternativa real para resolver los problemas del pueblo trabajador sigue siendo construir una agenda propia, independiente de cualquier proyecto burgués; dentro de una unidad amplia, pero sin abandonar la perspectiva de clase.
 
Agrupación Hombre Nuevo - 15 de septiembre de 2012

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